La edición pública me ha sorprendido. Desde hace algunos años para acá algunos organismos de la administración distrital se han dedicado a hacer convocatorias para presentar proyectos culturales que en algunos casos ven la vida en forma de libros, exposiciones, vídeos y otros muchos productos comunicativos. Y es gracias a estos esfuerzos es que uno se puede encontrar con libros tan interesantes y curiosos como el "bogotálogo", su autor es Andrés Ospina y su obra es un compendió de palabras que forman un diccionario que llevan al lector por un viaje por el tiempo, el espacio y las subculturas que se encuentran en nuestra ciudad, y todo esto con una sonrisa que sale de los labios en muchas de las definiciones que se encuentran.
Este libro que se subtitula: "usos, desusos y abusos del español hablado en Bogotá" es un ingenioso recurso para burlarnos de lo que somos como ciudad y al mismo tiempo orgullecernos de esa bogotaneida que hay veces parece diluirse en medio de las quejas y el trajín de la in-movilidad cotidiana.
El "Bogotálogo" se compone de dos tomos editados por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y que están disponibles en las librerías de la ciudad. En este mes del libro se presenta como una buena opción de lectura y como una posibilidad de colaborar con estas iniciativas que sacan de las personas y de las calles eso que significa ser bogotano, esas particularidades que nos hacen sentirnos de esta tierra y que nos unen a pesar de las significativas y necesarias diferencias.
viernes, abril 19
El bogotálogo
viernes, marzo 8
[+] Yoga para Bogotá
En septiembre de 2011 se organizó el primer
Festival de EcoYoga de Bogotá, en el Jardín Botánico Celestino Mutis. Desde
entonces se han realizado con éxito doce festivales más, con un intervalo
aproximado de mes y medio, a los que acuden cientos de personas a disfrutar de
las diferentes actividades que se ofrecen abiertamente durante todo el día. Este evento, a diferencia de lo que
muchos pensarían, no consiste solo en practicar yoga y vociferar el OM. El Festival
de EcoYoga puede convertirse en una verdadera fiesta en la que se reúnen todos
quienes comparten uno o varios puntos de la filosofía yogui y la manifiestan de
maneras creativas e inimaginables.
Además de las clases de yoga y meditación que
comienzan a primera hora de la mañana y terminan al atardecer, los asistentes
pueden disfrutar de eventos artísticos como conciertos, danzas y obras de
teatro, terapias de sanación alternativa, comida vegetariana y artesanías. Para
apoyar y fundamentar los mensajes que busca transmitir el encuentro, cada
edición del Festival tiene un enfoque particular que se trata a fondo en
charlas, conferencias y ciclos de cine conscienta.
Al momento, las temáticas principales de los
encuentros han sido medio ambiente, sabiduría ancestral, agricultura urbana, Día
Internacional de la Paz, vegetarianos y vida sana, despertar de una nueva
conciencia, entre otros. Además, en todos los festivales se cuenta con la
participación de académicos nacionales e internacionales que lideran los
conversatorios sobre dichos temas.
Los promotores de esta iniciativa son la
Organización Internacional Revolución de la Cuchara y Varsana Jardines
Ecológicos, con el apoyo de La Alcaldía Mayor de Bogotá y el Instituto
Distrital de Recreación y Deporte (IDRD). Gracias a esta alianza y al trabajo
de voluntario de los organizadores, el ingreso y participación en la mayoría de
actividades no tienen costo alguno, aunque los visitantes deben pagar la tarifa
normal de ingreso al Jardín Botánico: 2.500 pesos adultos, 1.5000 pesos niños,
sin costo para la tercera edad.
Para más información acerca de esta iniciativa
y del próximo Festival de EcoYoga en Bogotá, esté pendiente de su página en facebook.
Este artículo es de autoría y se publica gracias a: www.escapar.com.co
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lunes, marzo 4
Un tipo que trinaba de la piedra.
Caos capital |
Hace unos meses un
Al Alcalde Petro lo defino como un hombre con grandes ideas que no tiene la capacidad de ejecutarlas. Su tinte social, contaminado por el populismo del siglo XXI, lo mantiene con el apoyo de las bases que lo llevaron al Palacio de Liévano. Sin embargo, siendo lo social una preocupación y una prioridad, no debe entenderse con la necesidad de crear una lucha de clases que lo único que hace es dividir y no dejar progresar la ciudad. La Bogotá de Petro es una ciudad sin autoridad, sin amor propio y en constante deterioro.
El alcalde es un ser solitario, seguido por unos coequiperos que mantienen su lealtad al ritmo de la nomina de cada mes. El tono soberbio y los tumbos que da con sus decisiones ya han visto pasar decenas de colaboradores que abandonan el proyecto y mientras tanto la ciudad sin un norte fijo (ni siquiera un sur fijo)
Solo hay que darse un recorrido por la ciudad para darse cuenta de la falta de autoridad de este ser autoritario, que delega funciones, pero no deja progresar liderazgos; que se cree perseguido, pero ataca a quien lo contradice; que dice ser progresista pero quiere volver a los tiempos donde Bogotá se dividía en el norte y en el sur (otras administraciones se volcaron a la zonas marginales de la ciudad con obras y asistencia social pero gobernando para todos los habitantes, ricos y pobres. Entregando obras dignas y orden para todos)
La cultura ciudadana abandonada o relegada a la cultura de la cinta amarilla y negra de precaución, o a las chaquetas multicolores de la Bogotá Humana con personas sin capacitación seria en el asunto, césped sin cortar, basura al vaivén del viento, pasacalles anunciando nuevas urbanizaciones y contaminando visualmente, automóviles en los andenes, la ciudad de la bicicleta con las ciclorutas abandonadas o invadidas por vendedores ambulantes, un excelente servicio de transporte integrado con una pedagogía nula para el ciudadano, bellas obras de infraestructura ya entregadas y con las redes colgando, generando peligro y detrimento estético son algunos de los ejemplos de que esta administración sigue en deuda con el presente y la historia de esta ciudad.
Si Petro dejara su soberbia, si fuera un mejor gerente, cada entidad de la Bogotá Humana haría su trabajo como corresponde y la ciudad sería mejor. Siempre habrá problemas y muchos de ellos no son culpa de él, pero Alcalde, lo elegimos para gobernar no para "trinar de la piedra"
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