Por supuesto la ciudad de la eterna primavera no está ajena a los problemas normales de una megalópolis: violencia, desempleo, movilidad y contaminación. ¡Pero que bien se siente estar allí! Sus colores, sus señales, su detalles impactan. Es una forma de ser ciudad que enseña a otras.
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Medellín - Colombia - Centro de la ciudad. |
Lo urbano en Colombia tiene muchas caras y casi todas ellas herencia del empuje paisa y la civilidad caleña. Bogotá entró tarde al club pero se consolidad como una de las urbes de mayor desarrollo en toda latinoamérica. Ciudades que se sacuden del letargo bicentenario se siguen encendiendo para alumbrar: Barranquilla, Bucaramanga y Cúcuta. Otras por el contrario, parecen fenecer en entre la corrupción de los dirigentes y el silencio de los habitantes: Cartagena y Villavicencio son mis ejemplos.
Un país urbano como el nuestro, donde la vida rural se hace cada vez más difícil debe seguir resignificando que significa la ciudad. En algunos lugares cuando uno dice: este pueblo, lo hijos de esa tierra dicen: esto no es un pueblo, es una ciudad. Y creo que ni una cosa es mejor, ni la otra es peor. Simplemente son formas de encontrarse como ciudadanos, son formas de sentir, de pensar y sobretodo de entender lo que significa compartir un mismo espacio.
En algunos meses estaremos eligiendo a nuestros gobernantes urbanos, es bueno, empezar a pensar que tipo de ciudad queremos y que tipo de gobierno nos imaginamos. Seamos positivos y pensemos que volveremos a tener un buen alcalde, alguién que entienda y no le quede grande la ciudad.