martes, febrero 28

Trabajos [+] bogotanos

La noche bogotana no es sólo rumba y alcohol o accidentes de tránsito, peligro y sombras. También podemos encontrar cientos de personas que con su trabajo nocturno hacen que los bogotanos tengamos días más felices.

Son las 11:50 de la noche, estamos buscando fotografías de la ciudad. Hace unos minutos paso el último servicio de Transmilenio con destino al Portal de la 80. Estamos en la estación de la Calle 63. El vigilante nos dijo que no demorarían en llegar…Y efectivamente, pasada la media noche aparece una camioneta con más de 8 trabajadores que hasta las 3:00 de la mañana se dedicarán a dejar impecables los cuatro vagones. Pisos, puertas, accesos electrónicos serán tratados a escoba, trapero, agua y jabón. No siempre alcanzan a concluir su trabajo, pues algunos usuarios se las arreglan para manchar, botar, rasgar e ir deteriorando el sistema…

Ya son las 2:00 de la mañana. Los más zanahorios ya van rumbo a sus casas. Mientras tanto, un furgón en la Calle 26 con 7 se parquea al lado de un paradero metálico. De él se bajan dos hombres. Manguera en mano, chorro a presión y en 18 minutos está impecable el paradero… Sería bueno usarlos bien en el día ¿no?

Personas que viven del trabajo nocturno. Personas que buscan el pan de cada día en lo que les ofrece la noche. Bogotanos que con su trabajo anónimo nos brindan una mejor calidad de vida. Como ellos hay muchos: pavimentan calles, recogen basuras, limpian los andenes y hacen muchas otras cosas para que cuando despertemos, el sol que alumbra el DC encuentre una mejor ciudad, una ciudad para trabajar, estudiar, disfrutar: ¡VIVIR!

miércoles, febrero 22

Bogotá necesita [+] salud

La gente ya no se muere, se manda congelar. La criogenia (hibernación) parece ilusionar a muchos, tanto como asustar o crear debate en otros. Sin embargo, lo que me motiva a escribir hoy, no es tanto el cuento de la congelada, de la plata invertida, de la resurrección ni nada de eso. Más bien lo que me impulsa, en medio de jeringas, sangre, gritos y demás, es la manera como la gente de nuestra Bogotá se muere porque la plata no alcanza o porque el servicio no es el mejor o porque, porque porque….

Don Jaime, Doña Ana, Jairo y Mario, el hijo menor, uno de ellos, o mejor todos, buscaron el servicio de salud. Y lo encontraron. Solo que éste no resultó ser el mas adecuado para sus bolsillos. Son campesinos que llegaron a Bogotá y aún no entienden la movida. No han comprendido que vivimos en una gran ciudad en donde las condiciones son desequilibradas y en donde el sector salud no funciona como quisiéramos. Un examen de laboratorio sencillo cuesta $2.000 pesos en el Barrio Olaya (calle 22 sur con 21). Para muchos, nada. Pero resulta que $2.000 pesos, sumados a los frasquitos plásticos $200 la unidad, más la cita que hay que sacar para que el médico posteriormente lea el examen (6.000) da un total de miedo.

¿Que pasó? Que don Jaime pagó lo uno, le falto lo otro y se fue con la desilusión propia de quien no entiende porque le pasa algunas cosas que a otros no, esperando la próxima semana “juntar” el dinero para ir a la cita y saber su estado de salud.

En la sala de espera se comentaba cómo unos se accidentaron y llegó primero la prensa a preguntar cuantos eran los muertos que un servicio de salud (ambulancia, paramédicos) a atender la gravedad del caso. ¿Qué pasó? Que “Pepito Perez y Marujita X” murieron y nadie se movió para socorrerlos. Eso si, al rato llegaron cuatro ambulancias al tiempo, pues parecen que ellas tienen su propia “guerra del centavo” por “recoger” a los heridos.

Otros mientras tanto, están viendo películas e ilusionándose con la congelada. Preservar la vida, ser inmortal, vivir para siempre, resucitar… ¿Qué irá a pasar? Que mientras unos se mueren por querer vivir, otros viven queriéndose morir.
Bogota [+] que DC - blog de Bogotá - Rosario Gómez Vergara - Lina María Botero Cifuentes - Jorge Alexander González Morales -

lunes, febrero 20

La [+] alta del mundo

Monserrate: Cuando era niño pensaba que esa montaña era la “mássssss alta del mundo”. Ni siquiera me fijaba en Guadalupe, que notoriamente es más elevado. El cerro de Monserrate era aterradoramente alto. Pero por ahí, en tercero primaria, un “asesino de sueños” - léase Profesor de sociales – me habló de un tal monte Everest y todo cambio…

Subir a pie a Monserrate, una cosa que hay que hacer de vez en cuando. La clave es ir temprano. En domingo, por tradición y seguridad. Los primeros escalones están ambientados por un bogotanísimo olor a tamal y chocolate, a medida que se sube se van encontrando peregrinos descalzos, uno que otro con la pálida a flor de piel y muchos seudo atletas, que se distinguen a lo lejos por su atuendo tipo “esqueleto” y de cerca por su fuerte olor corporal (entiéndase ¡que chucha tan…!), la bolsita de agua vale $200 pesos, pero después de la mitad, el precio ya es de $300. Cuando ya se ve la llegada, cuando las antenas repetidoras y la iglesia están a la mano, el bocadillo y el queso, junto con los crucifijos, rosarios y estampas hacen calle de honor en los últimos metros. Ya arriba, todo es típico: misas cada hora, miles de fieles pagando promesas, la foto instantánea “Polaroid”, los que señalan la ciudad diciendo: “Mire esa es la 26, - Noo, es la 19 - ” Uy, ¿Y eso tan bonito qué es?” Y los que prueban, junto con la novia, como dice la canción, el chocolate con almojábana.

Subir a Monserrate, un paseo bueno, bonito y barato. Si se hace por la fe muy bien. Si se hace por turismo también. Un lugar un poco más alto que nuestra ciudad y que nos recuerda que definitivamente Bogotá es [+] que DC y que quien se aburra en la ciudad es por aún le falta mucho por descubrir.

- Y bueno si hay platica, $3900 pesos, se puede bajar en funicular o el teleférico.

jueves, febrero 16

CSI: Bogotá

Esta es la escena del crimen: dos cuerpos yacen en el lugar. Una mesa con cuatro envases de cerveza, tres colillas de cigarrillo y un arma.

¿Qué pasó? ¿Dónde esta el culpable? ¿Quiénes se encargaran de esclarecerlo?

CSI: BOGOTA entra en acción. Y aunque no se trate de un capítulo más de la serie norteamericana, sí hace parte de una realidad que se ha venido imponiendo en nuestro país, es una dramatización que corresponde a una de las tantas escenas de simulación con las que se preparan los estudiantes de las escuelas criminalística que ahora abundan en nuestra ciudad.

Y es que desde el año pasado, se dice que como consecuencia de la entrada en vigor del nuevo sistema acusatorio, ya no es para nada raro encontrar este tipo de institutos y escuelas que ofrecen formación en investigación judicial.

Los nuevos uniformes al estilo de los cuerpos de inteligencia, chaquetas con logo y siglas, y herramientas y equipos para iniciar la recolección de evidencias están llenando las calles de la ciudad. Hasta hace algunos años, la Escuela de Cadetes de Policía "General Santander" poseía la exclusividad en esta formación criminalística.

Sin embargo, muchas veces no se trata de una diversificación de la educación, lastimosamente y como suele ocurrir, se están dando cursos y postgrados de tan sólo 120 cuando lo mínimo son tres años y se promete, en algunos casos, una vinculación directa con el Estado, cuando a la hora de la verdad, muchas de estos institutos no tienen reconocimiento de la Secretaria de Educación del Distrito o del Ministerio de Educación Nacional.

Fiscales e investigadores del CTI dicen que la gran mayoría de estos "pseudo institutos" no cuentan con laboratorios certificados, ni controles de calidad debidamente regulados, y que sólo se limitan a dictar cátedras poco relevantes.

Por ahora, la Secretaría de Eduación ha iniciado una investigación sobre estos institutos, pero aunque se logren cerrar algunos de ellos, sabemos que no son los únicos casos que existen. ¿Qué pasa con los otros casos de educación pirata?¿Dónde esta el control?¿Qué pasa con los sueños de tanta gente que llega a ellos buscando educarse para mejorar su calidad de vida?

miércoles, febrero 1

un dia [+] sin carro


Un día, hace algunos años, los bogotanos optamos por que cada año tendríamos un día en donde los carros particulares se quedan en casa. Grito en el cielo para muchos, algo divertido para otros y pérdidas económicas para el resto.

Aunque durante el día sin carro circularán por las calles 40.000 taxis, casi 1000 vehículos del sistema transmilenio (articulados y alimentadores) y 15.000 de trasporte público, servicios escolares y de empresas, otros 950.000 carros se van a quedar parqueados.

Para algunos el día sin carro no es más que otra payasada heredada del pasado, para otros se constituye en una jornada para pensar en la ciudad, en la movilidad, en el ambiente. ¿Se imaginan la cantidad de contaminación que nos vamos a evitar así sea por un solo día? Claro, transmilenio será una "chichonera", los taxis en las horas pico no darán abasto y la bicicleta ojala sea la protagonista. ¡Que es inseguro, que uno cómo va ha llegar uno sudado a la oficina o a la universidad!. Es un día, es una jornada que si bien no va cambiar nuestra forma de entender la ciudad, si nos dará puntos de referencia para pensar que las cosas pueden ser diferentes, que los 312 kilómetros de ciclorutas que hay en Bogotá no son impuestos enterrados al lado de las avenidas y que tenemos que seguir reorganizando el sistema público y como ciudadanos tambien tenemos nuestro granito de arena que aportar, esto es: que existen paraderos, que primero se baja la gente y luego uno se sube al transmilenio, que uno no debe estorbar en la puerta y otras cositas más que se nos olvidan.

Además, pensándolo bien, el día sin carro sólo afecta a todos aquellos que lo tienen, que en un país como el nuestro son pocos, para el resto es el año sin carro, la vida sin carro... parece un ejercicio de asumir el rol de tomar el servicio público, aunque el que tiene carro y lo deja en casa, seguro también tendrá para coger taxi... aunque si lo hace se va perder lo es la ciudad en la buseta, en el transmilenio, en la cicloruta.

Mal o bien, el día sin carro es un hecho, un día algunos elegimos que fuera así, de manera que a relajarse y disfrutar...