martes, febrero 25

De Gustavo Petro y otros errores

El señor tiene buenas ideas pero no sabe ejecutarlas. Es un hombre popular pero poco carismático. Ganó democráticamente y aún está en deuda. Sus programas de gobierno se han ido desarrollando, no al ritmo que una ciudad como Bogotá requiere y por supuesto ha hecho cosas, sería ridículo que con el presupuesto de la ciudad y con su estructura administrativa no se haga nada.

Sus programas sociales son interesantísimos y necesarios. Su mirada hacía los pobres salvan el resto de su mala administración. Gobernar para todos es una premisa que pocos cumplen. El caso de Petro es paradigmático. Propone una lucha de clases al estilo chavista y cualquier persona que discrepe de él, es un oligarca, fascista y enemigo del pueblo.

El desorden actual de la ciudad es latente. No hay autoridad. Cada cual hace lo que quiera y eso es lo más alejado de la idea de ciudad que hay. Sus grandes programas como el SITP (heredado de administraciones anteriores) y Basura Cero son un ejemplo de sus muy buenas propuesta echadas a perder. La cultura ciudadana se resume en un ejército burocrático que no hace pedagogía y si se gastan millones en uniformes y capacitaciones que resultan inoperantes. El sistema Transmilenio pasó de ser un ejemplo de talla mundial a ser una de las nuevas vergüenzas capitales. Es cierto que él no ha inventado el sistema, pero tanto él, como sus dos predecesores, lo olvidaron, no lo desarrollaron y entonces vivimos tiempos caóticos.

Petro detuvo la ciudad, hizo lo impensable, transformar a la capital un muy buen mal ejemplo de lo que pasa cuando la terquedad y la onmipotencia llegan al poder. Cuando el resentimiento le gana a la posibilidad de hacer historia, una muy buena historia.