miércoles, septiembre 27

[+] amenazas en Bogotá

Les informamos a los extranjeros que visitan nuestra ciudad por estos días que durante su estadía en Bogotá pueden estar propensos a:

- Llegar a una ciudad con un cielo azul, algunas nubes blancas y un calor extraño para una ciudad a 2600 metros de altura (eso si, puede llover en cualquier momento)
- Una ciudad donde los parques están por doquier, árboles, sillas, pasto, palomas. El cemento nos quiere ganar la batalla pero aún no lo ha logrado.
- Ver que en la acera (andenes) hay una cinta asfáltica… se trata de nuestra red de ciclorutas, transporte limpio y barato que poco a poco va ganando terreno entre los ciudadanos.
- Una ciudad que aún, con esfuerzo, mantiene varios humedales (pantanos) y senderos naturales donde varias especies se reproducen, vuelan, caminan y serpean. (Y no es un zoológico, es al natural)
- Conocer una ciudad donde el peatón tiene pocos, o mejor, mínimos derechos frente a los automóviles (en cada esquina hay que mirar para lado y lado)
- Caminar por una ciudad llena de atractivos arquitectónicos, bellas edificaciones, mobiliario urbano y una cruda realidad social en casa semáforo.
- Transportarse en un sistema masivo llamado Transmilenio, llegará rápido a su destino y se habrá estrujado con todo tipo de habitantes (Precaución: cuide sus nalgas y su billetera)
- Mejor dicho, usted está propenso a conocer una ciudad con miles de oportunidades para pasarla bien, con las normales incomodidades de una gran urbe y con la posibilidad de apreciar por si mismo que Bogotá es [+] que DC.

Aclaración: Tenga en cuenta que aquí puede ser robado por la delincuencia común (como en cualquier parte del mundo), puede ocurrir un atentado terrorista (como en todo el mundo) y puede que el taxi le cobre el doble de lo establecido (como en todo el mundo), eso sí, ¡Bogotá no es una ciudad como las otras del mundo!

¿Ayúdanos a completar esta lista de oportunidades?

jueves, septiembre 21

[+] patrimonio [-] destrucción

Carrera 17 con calle 60
Cuando se va por la calles de la ciudad y se encuentran escombros, basura y rastros de vandalismo la pregunta es cómo alguien puede atentar contra lo que puede ser su calidad de vida. El 24 de septiembre vamos a celebrar el día del patrimonio, es decir, el día que hacemos memoria de algo que alguien hizo y nos ha heredado a los que vivimos actualmente y que estamos comprometidos a cuidar para los que vienen en el tiempo.

Pero hagamos un juego de palabras y pensemos en el patrimonio como el recuerdo y como su significado económico. Cuántas veces se hacen las mismas obras con el dineros de nuestro patrimonio y hay que arreglarlas o volverlas hacer, ya sea por estar mal ejecutadas o porque los mismos ciudadanos las dañan, no las cuidan o simplemente las destruyen para su propio beneficio.

Un ejemplo para ilustrar: Hace algunos años surgieron, en medio de la polémica, los famosos bolardos. Elementos de cemento que pretenden separar los ándenes de las vías públicas, por un lado para proteger a los peatones y por otro para asegurar que no se invadiera su espacio. Luego de las discusiones se encontró otra solución: hacer los andenes más altos de manera que los autos no pudieran sobrepasarlos. Sin embargo, en aquellos lugares donde los bolardos sobrevivieron los mismos dueños de las casas o negocios han empezado a destruirlos para poder parquear y usar el espacio del peatón para su beneficio propio. Esto es vandalismo y nadie dice nada: ni vecinos, ni autoridades. Todos sabemos que el espacio público no es una de las mayores preocupaciones de esta administración pero parece que tampoco lo es para nosotros como ciudadanos.

Así los bolardos, al quitarlos se convierten en escombro, el hueco que queda va deteriorando el anden, luego viene el agua y agrieta el piso y queda un espacio propicio para la basura y así nuestro patrimonio como elemento arquitectónico y económico se va acabando ante nuestra indiferencia y la de las autoridades.

martes, septiembre 19

[-] discursos [+] acción

El aire en la ciudad se siente cada vez más pesado. Son pocos los espacios que quedan donde se puede disfrutar del aire puro: ¿El Parque Nacional?, ¿el parque Simón Bolívar? , ¿el parque el Tunal?

Por las vías de la ciudad es casi imposible caminar sin quedar envuelto en una humareda y respirar todo el smog de los autómoviles y buses. Las medidas para descontaminar a la ciudad parecen no funcionar o parece que no les importa.

El "Pico y placa ambiental" que supuestamente tenía que estar rigiendo desde hace casi un mes, no lo están cumpliendo. Ningún bus, de los que se han revisado, cumple con los requisitos del DAMA, aunque tampoco han revisado muchos y claro, los resultados no son los mejores.

A esto sumémosle que los cerros....(¿cuáles cerros?) se convirtieron en un gran bloque de cemento de estrato 6 y hasta 7 y al respecto tampoco dicen mucho.

Con esto ni siquiera sabemos de parte de quién estan las instituciones...

jueves, septiembre 14

[+] Simón Bolívar para todos

Lago del Parque Simón Bolívar en un atardecer

Yo era niño, por allá en los ochenta, iba al Parque “el salitre”, el antiguo. Uno muy grande, que hasta tenía un tren que pasaba por un túnel, pista de bicicross y una fea, poco emocionante y anaranjada montaña rusa. Frente a este parque había un potrero gigante, cercado y al que nadie podía entrar. A mis trece años me llevaron un día a sembrar árboles en ese “potrero” que ya no lo era tanto y lo llamaban “Parque Simón Bolívar”

El parque central del “Parque Metropolitano Simón Bolivar”, es una obra gigantesca llena de verde, color e infraestructura. Basta con ir un domingo y observar lo apreciado que es por los bogotanos este lugar, espacio propicio para desenguayabar, jugar fútbol, hacer aerobicos, Tai Chi, Capoeira, taekondo y cuanto arte marcial existe, jugar “frisby” (Ultimate para los más sofisticados), caminar, trotar, hacer “campamentos urbanos”, montar bicicleta, remar, hacer sky acuático y decenas de actividades más.

Un lugar bien hecho y hecho para la gente. Un espacio que parece soñado, un espacio para que “saquemos” pecho los bogotanos. Ahora se ha convertido en nuestro sitio de conciertos: 40 mil personas se gozaron el pasado concierto de artistas colombianos, en unos días viene otro megaconcierto de una emisora y el 17 de noviembre estará Shakira. Ya anunciaron que puede ser el escenario de alimentarte el próximo año y es el icono por excelencia de “Rock al parque” entre muchos espectáculos más.

Verde que te quiero verde corean los hinchas del nacional, pero los bogotanos también repetimos este estribillo para celebrar que este lugar que en su inmensidad guarda en anhelo de recreación, descanso y variedad para la mayoría de bogotanos que su bolsillo no aguanta gastos en otro tipo de actividades. Y si usted aún no conoce el “simón Bolívar” péguese la rodadita, queda en la Carrera 68 con Calle 63, si queda más al sur de la 72, pero también es Bogotá…
nota: El “Simón Bolívar” lo conforman: el parque central, el salitre, El Museo de los niños, la biblioteca Virgilio Barco, el Centro del Alto Rendimiento, el palacio de los deportes, el Centro Acuático de Bogotá, el Campo público de entrenamiento de golf, Centro artesanal de Bogotá y el parque los novios (o lago) También es vecino del jardín Botánico, del Coliseo El Salitre, el Diamante de Béisbol, el velódromo y el Centro Urbano de recreación de Compesar.

lunes, septiembre 11

Leer, leer y leer [+]

Las nuevas tecnologías están cambiando el paradigma de la capacidad o mejor, la disposición a la lectura. Gracias a Internet las niñas, los niños y los jóvenes están leyendo más que las generaciones que les precedieron. Sin embargo, cantidad no es calidad, no como comprensión de lectura, sino calidad en los materiales que se leen. El 21 de abril de este año apareció el decreto No. 133 de 2006 en Bogotá. Se trata de los lineamientos de política pública de fomento a la lectura.

Como todo decreto está lleno de palabras, palabras y palabras. Sin embargo, leerlo es sentir que una ciudad que piensa que la lectura es una prioridad y esto, unido al mejoramiento de la calidad de la educación, augurarán un futuro mejor para sus ciudadanos. No es algo automático pero ciudadanos educados, “leídos”, pueden ser ciudadanos más críticos, con un pensamiento más amplio y con la capacidad no sólo de leer sino también de escribir. Bogotá se prepara para ser la capital del libro en 2007. Parece que más que pancartas, afiches y eventos a punta de “güisqui”, la ciudad quiere ser un espacio donde la cultura en forma de libros, papel y tinta se convierta en parte de su desarrollo. Y es que no se trata de construir mas bibliotecas públicas (que lo van a hacer), se trata de hacer de la lectura y la escritura toda una vivencia transversal en la vida de la ciudad, el decreto lo plantea, amarra los recursos y asigna responsables. Depende de nosotros, los ciudadanos, hacer que esta ley se cumpla y apoyar con nuestra participación estas iniciativas y así convertir a Bogotá en el espacio donde los párrafos, las ideas, las historias, las letras, puntos y comas sean el inicio de una nueva forma de ser ciudad.

Nota: un peligro latente que puede dejar cojo este decreto es la nueva reforma tributaria, si actualmente los libros son caros, inalcanzables para la mayoría de ciudadanos, se imaginan si la industria editorial se grava con IVA como lo plantea el proyecto de ley. ¡Atención ciudadanos!

lunes, septiembre 4

Terremoto en Bogotá

¡ Recuerden: los sismos, los terremotos no se pueden predecir!
Este es un relato FICTICIO.

(Relato ficticio) La situación es crítica. El caos es el común denominador. Según datos preliminares se trató de un terremoto de 7.9 en la escala de Richter ocurrido a las 10:20 a.m. Según un estimativo de la Alcaldía Mayor el total de muertos puede alcanzar a los 2.000. No hay luz en varios sectores de la ciudad y los suministros de agua potable y gas fueron suspendidos mientras se evalúan los daños. El sistema Transmilenio colapso pues varios puentes han caído y la mayoría de vías principales están bloqueadas por postes del alumbrado público y escombros. El sistema de telefonía movil es muy inestable. La Cruz Roja y la Defensa Civil empiezan a organizar la atención de los miles de heridos. Mientras el Ejército y la Policía Nacional intentan organizar a la asustada población.



Han pasado 4 horas del terremoto en Bogotá y ya se anuncia la llegada de ayuda internacional. El aeropuerto “El Dorado” está funcionando con sólo una pista pues la otra presenta considerables daños. Sólo se permite el aterrizaje de aviones con ayuda humanitaria y equipos de rescate. Las autopistas norte y sur y la Calle 80 están bloqueadas por la cantidad de vehículos que desean salir. El saqueo empieza a ser común. Miles de personas caminan por las calles buscando a sus seres queridos. Los colegios y universidades viven un drama mayor ante la cantidad de niñas, niños y jóvenes que se encuentran lejos de casa y sin posibilidades de comunicarse entre si.

El Presidente Álvaro Uribe anuncia el traslado temporal de la sede de Gobierno para la ciudad de Medellín para desde allí coordinar todas las acciones pertinentes. La Sociedad de Ingenieros advierte que la Torre Colpatria debe ser demolida en las próximas horas ante su inminente colapso, además, se están evaluando otros edificios del centro y el norte de la ciudad. Los sistemas radiales han unificado su señal para facilitar la información a toda la población…




Este podría ser un ejemplo de blog escrito desde Bogotá ante un terremoto de grandes magnitudes. De hecho sería complicado escribirlo a tan pocas horas del suceso pues los sistemas telefónicos y las redes de fibra óptica estarían averiados o el autor bajo algunas toneladas de escombro. Un terremoto es imposible de predecir pero ya varios organismos nos han advertido que Bogotá no está preparada para una catástrofe de esta magnitud. Y no se trata de ser apocalípticos, se trata de suponer que puede pasar. ¿Estamos preparados?

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sábado, septiembre 2

Corrupción [+] ciudadana

Todos quisiéramos vivir en una ciudad ideal. Una ciudad 100% humana e incluyente. Cada día en nuestro camino tenemos imágenes que nos hacen pensar cuan lejos estamos de eso. Y la confianza en la instituciones nunca es la que se merecería un estado social de derecho como el que se supone somos.

La corrupción absorbe un alto porcentaje de nuestro presupuesto y aún no hay un mecanismo eficaz para llegar a un nivel tolerable. Pero esta corrupción no sólo se da en las esferas del servicio público, la empresa privada es un hervidero de intereses, comisiones y favoritismos. Pero lo más grave es que los ciudadanos del común aceitamos ese mecanismo con las pequeñas, y para nosotros insignificantes, acciones.

Hace unos días un amigo cometió una infracción, se paso un semáforo en rojo, la multa ascendía a $400.000. Faltando un día para cumplirse el plazo, hizo una llamada a la “persona clave”, ya era tarde para evitar el pago pero sólo canceló: $100.000. Yo mismo entregue $25.000 el día que me pase cinco minutos del pico y placa. Muy bien por nuestros bolsillos, pero luego ¿Cómo exigimos una policía libre de corrupción? ¿No deberían recibir?, ¿Que es culpa de ellos? ¡Claro! ¿Pero no sería mejor no ofrecer? Mejor dicho, todos somos culpables.

No se trata de ser moralista (hay que cumplir las normas), no se trata de dárselas de buen ciudadano. Es pensar que podemos tener un país diferente, una ciudad mejor y que no podemos quedarnos en “es que yo no me la dejo ganar”, o que como estamos en “el país del Sagrado Corazón”, todo vale.

La ciudadanía se construye sobre la base de compartir un espacio común con sus oportunidades y con sus amenazas, sobre cumplir algunas normas y sobre participar en la construcción de ciudad. Una ciudad donde nos sintamos tan libres que optemos por acoger y cumplir los mínimos éticos para convivir.