
No es una exageración cuando gente de otros países viene a nuestra hermosa capital y termina comentando que el espíritu comerciante de los colombianos es increíble, que su capacidad persuasiva es tal, que convencen al que menos se imagina, que venden desde un pedazo de pelo curativo, hasta una baba de caracol que hace desaparecer cicatrices y que además, en medio de cualquier adversidad parece ser que somos los colombianos los seres mas felices del mundo.
Todo esto para contarles que colombiano es aquel que se rebusca y se rebusca la "papita" como quiera que sea. Hace unos días pudimos darnos cuenta durante la multitudinaria marcha a favor de la vida que se llevó a cabo desde la Plaza del 20 de julio hasta la Plaza de Bolívar, cómo los comerciantes se hicieron su agosto en abril.
Escapularios, imágenes de santos, San Antonio para las causas perdidas, puesto de cabeza para encontrar novio, Maria Magdalena para evitar las tentaciones sexuales, Santa Lucía para las enfermedades de la vista, divinos niños, agua, gaseosa, cerveza, cojines, sillas, impermeables , sombrillas para el sol o la lluvia, la comida más y menos típica, sombreros (como si estuviéramos de fiestas). Eso si no podía faltar lo nuevo. El padre Jesús Hernán Orjuela mas conocido como el padre “Chucho” fue el protagonista de la venta. Afiches del padre, la novena, imágenes, y mil cosas más alusivas a este personaje que ya parece ser más importante que el mismo Cardenal Pedro Rubiano, que también participo en las marchas.
Y ahí empezó la fiesta de la venta al mayor y al detal. Con ellas, llegó el Festival Iberoamericano de teatro y ni hablar. En cada acto teatral aparecían de la nada los que nos quitan la sed por 5.000 pesos, el bon bon bum por 600 pesos, el doble de lo que normalmente vale y una hora de parqueadero sin consultar por 5000 pesos. Perros calientes, mazorcas y más estuvieron a a orden. Abril parece que pinta bien para estos personajes de las ventas increíbles en la capital.
Buenas ventas, buena comida, corazón contento, bogotanos felices.