
A fines de agosto fue inaugurado solemnemente el funicular de Monserrate. Se ha dado término a una obra muy importante para Bogotá; la cúspide del grandioso cono de Monserrate ha quedado comunicada con la ciudad por un funicular de los más largos y atrevidos que existen. Mide una longitud de 800 metros y tiene una pendiente media de 80 por 100; en la mitad de la pendiente la vía tiene un túnel de 200 metros perforado en la pura roca.
Los técnicos suizos pusieron toda su ciencia al servicio de esta obra para darle toda la seguridad que exige este sistema de locomoción, pues nuestro público tiene muy desarrollado el instinto de conservación y desconfía de los tranvías que abandonan la horizonte para arrastrarse por una carrilera muy cercana a la perpendicular. Lo raro es que le cobren a uno por exponer la vida. Pero esta idea preconcebida irá pasando con los días y poco a poco nos iremos acostumbrando al funicular; llegarán días en que los niños lo tomen por un Carrousel, con subidas y bajadas, con túnel y con estaciones.
*Una nota publicada en 1929 en el Boletín del Instituto La Salle - Un tradicional colegio de la capital de la república