Los cerros de Bogotá están perdiendo su aire. Esta semana, en una de esas escapadas que se quieren hacer del ruido de la ciudad, de sus trancones, del ajetreo fui a dar una vuelta al parador de La Calera y cual no fue mi sorpresa cuando sentí que algo no era igual a las otras veces que ya había estado ahí. El ambiente se sentía pesado, mis ojos no lograban estar en paz y lloraban un poco, y esa picazón en la nariz me indicaba que la contaminación había cobrado una víctima más.
Bogotá se está perdiendo entre las humaredas de los buses (que por cierto no cumplen con el requisito de tener el exosto en su parte superior), los carros mantenidos mal, al igual que las tractomulas y las motos. Que tristeza da saber que ahora es casi imposible querer ir a respirar aire puro y desintoxicarse un poquito de todo el smog que nos tragamos diariamente.
4 comentarios:
Realmente el problema viene desde hace tiempo. Eso es algo que siempre me disgustó cuando yo visitaba mi ciudad natal, encontrar tanta polución me agobiaba.
Y hasta ahora se dieron cuenta? Se nota que el interes de llenar el blog los has llevado a descubrir el agua tibia. Me pregunto a cuantos grupos de activistas por el medio ambiente pertenecen, como para ejercer esta autoridad moral. Accion señores!!!!!!
Te/Os/Les recomiendo que la próxima vez deje/s/n el auto en el garage y haga/s mejor una buena caminata. Así se logran dos cosas buenas: mejorar la condición propia y contribuir un poco a no contaminar el medio ambiente que dices/n tanto querer.
Felicitaciones y adelante!
Yo estoy de acuerdo, me parece que se debería hacer algo para que los buses cumplan el requisito permitido .. es que impresionante cuando uno se para a la altura de la carrera 7ma con calle 19, no se puede respirar! y no sólo allá, sino que ese es quizá uno de los puntos más críticos
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